viernes, 4 de febrero de 2011

NO PERDONO A LA MUERTE ENAMORADA...

"Estás y luego de pronto no estás". Así definía José Saramago la muerte. Para los que no somos creyentes la muerte es la nada. Por eso nos cuesta tanto encajarla ("un manotazo duro, un golpe helado, / un hachazo invisible y homicida / un empujón brutal te ha derribado.")
¿Y dónde viven nuestros muertos? No en el cielo ni en el infierno, habitan en nuestra memoria y en nuestros recuerdos y, frecuentemente, se dan un paseo por nuestros sueños ("ando sobre rastrojos de difuntos")
(Entre paréntesis, fragmetos de la "Elegía a Ramón Sijé" de Miguel Hernández)

1 comentario:

Anónimo dijo...

...Que triste y que bonito!!